Estudiantes del Instituto de Tecnología de Massachusetts crearon un grupo de robots que pueden regar, cosechar y polinizar plantas de tomates perita. A un costo de 3 mil dólares la unidad, los robots, conectados a las plantas, se desplazan a través de un jardín sobre una base similar a una aspiradora Roomba.
Cuando las plantas dan señales de que están sedientas, los robots pueden rociarlas con una bomba de agua. Cuando los tomates están maduros, las máquinas usan sus brazos para... arrancar la fruta. En el primer trimestre de 2008, Daniela Rus, profesora del Laboratorio de Distribución Robótica en el instituto, comenzó un curso de dos partes. En el primer semestre, los estudiantes aprendieron a crear y a usar robots.
En el último trimestre del año, los estudiantes estuvieron en condiciones de lidiar con problemas reales ayudados por robots. Rus y su ayudante, Nikolaus Correll, pidieron a los estudiantes que crearan ''un jardín robot distribuido'' para el final del semestre. Los 12 estudiantes se dividieron en dos grupos. Un grupo estaba encargado de crear un brazo mecánico para recoger los tomates. El otro, tuvo como tarea perfeccionar la red que permitió a plantas y a robots compartir información.
Al concluir el semestre, el ''jardín'' dentro del laboratorio de Rus era verde y estaba creciendo. Ahora hay cuatro plantas de tomates perita en una base de contrachapado cubierta de hierba falsa. Cerca de cada maceta hay una estación de acoplamiento de los robots.
Cada planta y robot están conectados con una red de computadoras. Las plantas, a través de sensores en el suelo, pueden ''informar'' a la red cuando necesitan agua o fertilizante. A su vez, los robots usan una cámara para hacer un inventario de las frutas de las plantas. Los robots están también programados para ''saber'' cuando un tomato está maduro y debe ser recogido. Fuente
Cuando las plantas dan señales de que están sedientas, los robots pueden rociarlas con una bomba de agua. Cuando los tomates están maduros, las máquinas usan sus brazos para... arrancar la fruta. En el primer trimestre de 2008, Daniela Rus, profesora del Laboratorio de Distribución Robótica en el instituto, comenzó un curso de dos partes. En el primer semestre, los estudiantes aprendieron a crear y a usar robots.
En el último trimestre del año, los estudiantes estuvieron en condiciones de lidiar con problemas reales ayudados por robots. Rus y su ayudante, Nikolaus Correll, pidieron a los estudiantes que crearan ''un jardín robot distribuido'' para el final del semestre. Los 12 estudiantes se dividieron en dos grupos. Un grupo estaba encargado de crear un brazo mecánico para recoger los tomates. El otro, tuvo como tarea perfeccionar la red que permitió a plantas y a robots compartir información.
Al concluir el semestre, el ''jardín'' dentro del laboratorio de Rus era verde y estaba creciendo. Ahora hay cuatro plantas de tomates perita en una base de contrachapado cubierta de hierba falsa. Cerca de cada maceta hay una estación de acoplamiento de los robots.
Cada planta y robot están conectados con una red de computadoras. Las plantas, a través de sensores en el suelo, pueden ''informar'' a la red cuando necesitan agua o fertilizante. A su vez, los robots usan una cámara para hacer un inventario de las frutas de las plantas. Los robots están también programados para ''saber'' cuando un tomato está maduro y debe ser recogido. Fuente
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